jueves, 25 de septiembre de 2008

ESTADOS UNIDOS AL BORDE DEL PRECIPICIO


“La Tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no para lo que cada hombre codicia”.

 Mahatma Gandhi

Enciendo un cigarrillo. Bebo un té. No hay preguntas. No hay optimismo. Bush habló 15 minutos. Estados Unidos vive la crisis más profunda y dura de su historia, tal vez la Gran Depresión del siglo XXI. La economía está al borde del colapso y el plan de rescate, que asciende a 700.000 millones de dólares, es como la morfina que se inyecta a un enfermo terminal. Estamos al borde del abismo mismo. Un hombre que exhibe sus canas toma un café exprés en el popular restaurante La Carreta, de Miami: “Es el colapso financiero más grande de la historia de este país. La gente no se tira por las ventanas como pasó en los años 30, pero falta poco. Bush no logró tranquilizarnos, al contrario, está claro que vienen tiempos más duros”.

No hay sonrisas. Se avecina más paro, un dólar tambaleante, una inflación al alza y, sobre todo, un huracán financiero de categoría 5, que no termina de amainar sobre Wall Street. Y estos “vientos devastadores” se extienden por Europa y América Latina.

Los analistas muestran su asombro: “¡Medidas de corte socialista!” José Gabilondo profesor de Derecho Financiero comenta: “Se ha vivido la mentira de que se puede escapar de los círculos financieros”. Contrasta que los republicanos nacionalizan y rescatan con dinero público, al más puro estilo comunista, mientras que el Gobierno comunista chino puja por Morgan-Stanley, India es el país que más crece en la economía mundial y China está en proceso de parto.

“¡No entiendo nada!”, exclama el hombre que disfruta su cafecito. “Esto es pan para hoy y hambre para mañana, es un patético intento de rescate de McCain ante la más que probable derrota republicana”. Para más inri, una lluvia que parece querer llevarse el malestar, invade la ciudad. La euforia bursátil es aparente y se desvanecerá cuando se entienda que el ‘rescate’ costará BILLONES y hará cenizas el dólar y subirá los tipos de interés al cielo.

“¡Ésta es otra aventura del borracho tejano!” Me encandila el olor del café cuando una mujer se une a la charla: “En menos de seis meses han desaparecido o cambiado de manos tres grandes bancos de inversiones y los dos gigantes hipotecarios están bajo el control de Washington, y ¿esto qué es? Intervención estatal en un país que rinde culto a los principios del capitalismo”.

Estados Unidos está al borde de una crisis de pánico en medio de un proceso electoral. McCain, firme defensor de la mínima regulación financiera, se desespera al ver cómo el Gobierno de su compañero de partido apuesta por intervenir, mientras que el candidato demócrata, Barack Obama no desaprovecha la oportunidad y afirma: “La economía fallida de los últimos ocho años”.

 

Dice la experiencia que cuando se pone al zorro a cuidar del gallinero; que cuando lo que prima son los beneficios sin ninguna ética ni moralidad; que cuando lo que se respeta es el egoísmo desmedido; que cuando la avaricia de unos pocos es la guía para muchos; que cuando el único principio es hacer dinero a toda costa, sólo ocurre lo que estamos viviendo, se revienta el propio “éxito”, el engaño, la sobre explotación de medios y personas, y caemos en la incuria comercial. Queda claro que el sistema del todo vale para hacer beneficios ya no vale. La crisis comenzó hace un año. Estalla en nuestros bolsillos y en nuestros puestos de trabajo. Por lo pronto, miles de personas tienen sus viviendas y sus ahorros en peligro.

Está claro ¿no? Los pocos que ganan mucho y los que pierden son muchos”. Con esta frase me tropiezo mientras espero que la lluvia amaine. Se llama María y es abogada. “Los ‘ladrones de guante blanco’ han cometido el ‘timo’ más grande en la historia de la Humanidad, y parece que les va a salir perfecto. Los políticos están en la Luna y nos dicen que estamos en el cielo” Es contundente al afirmar: “Vivimos encuerados y sin tragar… parece que ante esta penitencia de la corrupción sólo queda la resignación o vivir condenados al infierno… Es lo de siempre. Ahora la intervención para subsanar el problema. Sin embargo, en aras de la limpieza económica, se tendría que intervenir las cuentas de esos individuos y confiscar sus bienes para dar ejemplo de honestidad a los ciudadanos. Por supuesto, quitarles toda opción de regresar a sus negocios que como se demuestra eran y son ilícitos… ¿Me temo que estoy en el país de las maravillas verdad?” El hombre que exhibe canas también enciende un cigarrillo. “Esta crisis se ha cerrado en falso, es un espejismo”.

El rostro de Bush mostró la urgencia de estos tiempos. Ha sido uno de sus más importantes discursos en años. Intentó convencer sobre la relevancia de su plan de rescate económico. Su último discurso al país en horario estelar de televisión fue hace más de un año y éste pudiera ser el último de su gobierno.

Me voy a casa, los gatitos esperan. Ya he escuchado suficiente. He intercambiado opiniones. No hay optimismo y la moto no arranca. Un joven fornido se acerca y me echa una mano. Vuelve el tema. “¡Oye que nos harán comer la mierda y nos dirán que es maravillosa. Si ahora nos logran engañar, entonces sabremos que comemos mierda y daremos gracias por ello…” Su humor es contagioso. Esa ironía cubana que contagia: “Tengo dos noticias: Una buena y otra mala... la buena que en el futuro comeremos mierda... y la mala que no habrá para todos...” Y estalla en carcajadas: “A ver dime, ¿por qué están dando esas millonadas de dinero? Para que el sistema no falle. ¿Tú crees que Bush lo hace para ayudar a la humanidad? Esto huele a pesca’o podri’o que luego nos comeremos los clientes de este restaurante financiero”. Y se va riendo a carcajadas, mientras exclama. “¡Hay que salvar el sistema!”

Vivimos una corrección del mercado a una política temeraria envuelta en burbujas de créditos y de coimas, así andaba de fiesta la especulación y los especuladores. Ahora se rescata a quienes tomaron decisiones desastrosas y la crisis está servida. Vivimos al borde de un ataque de pánico, al borde del colapso. Tal parece que el Gobierno de Estados Unidos se olvidó de aquello que escribió el filósofo británico Spencer: “El resultado final de proteger a los hombres de los efectos de la imprudencia es llenar al mundo de imprudentes”.

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