lunes, 29 de septiembre de 2008

EL OFICIO DEL HOMBRE INVISIBLE


"El periodismo es observación, lucidez, conocimiento, pero también imaginación y fantasía". Lo dijo ayer en la iglesia de San Juan de los Caballeros de Segovia Mario Vargas Llosa, que defendió un periodismo "bien escrito" por periodistas "transparentes", y que recordó cómo su "experiencia del periodismo" ha sido esencial para su trabajo como escritor.

El autor de La ciudad y los perros fue el gran protagonista de la última jornada del Hay Festival. Habló de reportajes y artículos con el director del diario EL PAÍS, Javier Moreno, y horas más tarde ofreció en solitario una conferencia-autoentrevista sobre sus novelas y sus lecturas. Una vida literaria, recordó, que desde muy joven estuvo marcada por su paso por el periódico La crónica y por el aprendizaje de un oficio que parecía puramente alimenticio y que acabó siendo "apasionante".

"Mi vocación siempre fue la literatura, pero nunca me ha gustado la idea de una escritura alejada de la realidad. Para mí siempre ha sido importante tener un pie en la calle, porque de ahí viene gran parte de mi energía. Una impresión de realidad que no me gustaría perder nunca. Y eso es para mí el periodismo, un puente con la realidad".

Javier Moreno recordó un consejo de otro periodista, Juan Cruz, cuando era estudiante en el máster de EL PAÍS. "Juan Cruz nos dijo que para ser un buen periodista hay que leer mucha poesía. Entonces no entendí a qué se refería, pero hoy, años después, lo suscribo. No hablaba de la voluntad de hacer poesía en un periódico, sino de ese carácter conceptual de la poesía, de cómo con su esencialidad la poesía conecta con el periodismo, que en una frase o en un mínimo titular tiene que encerrar una imagen o toda una idea". Moreno bromeó con el eterno recelo de los periodistas hacia sus colegas con excesiva voluntad de estilo, pero defendió el periodismo literario, inteligente, exacto y bien trabajado.

Vargas Llosa habló entonces del "esfuerzo de la claridad" y de cómo una generación como la del 98 forjó gran parte de su obra en los periódicos. Citó a Azorín ("uno de sus textos más bellos, acaso el más bello, La ruta de Don Quijote, es un reportaje periodístico, una delicia de periodismo y literatura"), a Ortega y Gasset ("que tocó los temas más complejos sin perder nunca el rigor y que puso la alta cultura en contacto con el público") y a "documentos vividos" como la mítica A sangre fría de Truman Capote.

El escritor hispanoperuano recordó entonces la primera frase que decía en sus clases de Harvard el catedrático Raimón Lira: "Los adjetivos se han hecho para no usarlos", para afirmar que el reportero-cronista que se convierte en protagonista sólo consigue "destruir su trabajo". "Un escritor de periódico tiene que ser lo más invisible posible, es un mero transmisor. El lenguaje literario en un periódico puede sonar pretencioso y ridículo", añadió Vargas Llosa, que apuntó otra preocupación: "Por hacer un periodismo entretenido, no sólo en el sentido de ágil, sino por buscar a toda costa el entretenimiento del público, se va relegando a un segundo plano la objetividad y, lo que es más importante, la información. El auge del periodismo amarillo está infectando a los periódicos más serios".

El director de EL PAÍS coincidió con el escritor en que el periodismo sensacionalista (que no es un problema en los países, como el Reino Unido, donde la forma marca la diferencia entre ambos) sí es una amenaza cuando llega disfrazado de lo que no es.

E. FERNÁNDEZ-SANTOS - Segovia - 29/09/2008

jueves, 25 de septiembre de 2008

ESTADOS UNIDOS AL BORDE DEL PRECIPICIO


“La Tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no para lo que cada hombre codicia”.

 Mahatma Gandhi

Enciendo un cigarrillo. Bebo un té. No hay preguntas. No hay optimismo. Bush habló 15 minutos. Estados Unidos vive la crisis más profunda y dura de su historia, tal vez la Gran Depresión del siglo XXI. La economía está al borde del colapso y el plan de rescate, que asciende a 700.000 millones de dólares, es como la morfina que se inyecta a un enfermo terminal. Estamos al borde del abismo mismo. Un hombre que exhibe sus canas toma un café exprés en el popular restaurante La Carreta, de Miami: “Es el colapso financiero más grande de la historia de este país. La gente no se tira por las ventanas como pasó en los años 30, pero falta poco. Bush no logró tranquilizarnos, al contrario, está claro que vienen tiempos más duros”.

No hay sonrisas. Se avecina más paro, un dólar tambaleante, una inflación al alza y, sobre todo, un huracán financiero de categoría 5, que no termina de amainar sobre Wall Street. Y estos “vientos devastadores” se extienden por Europa y América Latina.

Los analistas muestran su asombro: “¡Medidas de corte socialista!” José Gabilondo profesor de Derecho Financiero comenta: “Se ha vivido la mentira de que se puede escapar de los círculos financieros”. Contrasta que los republicanos nacionalizan y rescatan con dinero público, al más puro estilo comunista, mientras que el Gobierno comunista chino puja por Morgan-Stanley, India es el país que más crece en la economía mundial y China está en proceso de parto.

“¡No entiendo nada!”, exclama el hombre que disfruta su cafecito. “Esto es pan para hoy y hambre para mañana, es un patético intento de rescate de McCain ante la más que probable derrota republicana”. Para más inri, una lluvia que parece querer llevarse el malestar, invade la ciudad. La euforia bursátil es aparente y se desvanecerá cuando se entienda que el ‘rescate’ costará BILLONES y hará cenizas el dólar y subirá los tipos de interés al cielo.

“¡Ésta es otra aventura del borracho tejano!” Me encandila el olor del café cuando una mujer se une a la charla: “En menos de seis meses han desaparecido o cambiado de manos tres grandes bancos de inversiones y los dos gigantes hipotecarios están bajo el control de Washington, y ¿esto qué es? Intervención estatal en un país que rinde culto a los principios del capitalismo”.

Estados Unidos está al borde de una crisis de pánico en medio de un proceso electoral. McCain, firme defensor de la mínima regulación financiera, se desespera al ver cómo el Gobierno de su compañero de partido apuesta por intervenir, mientras que el candidato demócrata, Barack Obama no desaprovecha la oportunidad y afirma: “La economía fallida de los últimos ocho años”.

 

Dice la experiencia que cuando se pone al zorro a cuidar del gallinero; que cuando lo que prima son los beneficios sin ninguna ética ni moralidad; que cuando lo que se respeta es el egoísmo desmedido; que cuando la avaricia de unos pocos es la guía para muchos; que cuando el único principio es hacer dinero a toda costa, sólo ocurre lo que estamos viviendo, se revienta el propio “éxito”, el engaño, la sobre explotación de medios y personas, y caemos en la incuria comercial. Queda claro que el sistema del todo vale para hacer beneficios ya no vale. La crisis comenzó hace un año. Estalla en nuestros bolsillos y en nuestros puestos de trabajo. Por lo pronto, miles de personas tienen sus viviendas y sus ahorros en peligro.

Está claro ¿no? Los pocos que ganan mucho y los que pierden son muchos”. Con esta frase me tropiezo mientras espero que la lluvia amaine. Se llama María y es abogada. “Los ‘ladrones de guante blanco’ han cometido el ‘timo’ más grande en la historia de la Humanidad, y parece que les va a salir perfecto. Los políticos están en la Luna y nos dicen que estamos en el cielo” Es contundente al afirmar: “Vivimos encuerados y sin tragar… parece que ante esta penitencia de la corrupción sólo queda la resignación o vivir condenados al infierno… Es lo de siempre. Ahora la intervención para subsanar el problema. Sin embargo, en aras de la limpieza económica, se tendría que intervenir las cuentas de esos individuos y confiscar sus bienes para dar ejemplo de honestidad a los ciudadanos. Por supuesto, quitarles toda opción de regresar a sus negocios que como se demuestra eran y son ilícitos… ¿Me temo que estoy en el país de las maravillas verdad?” El hombre que exhibe canas también enciende un cigarrillo. “Esta crisis se ha cerrado en falso, es un espejismo”.

El rostro de Bush mostró la urgencia de estos tiempos. Ha sido uno de sus más importantes discursos en años. Intentó convencer sobre la relevancia de su plan de rescate económico. Su último discurso al país en horario estelar de televisión fue hace más de un año y éste pudiera ser el último de su gobierno.

Me voy a casa, los gatitos esperan. Ya he escuchado suficiente. He intercambiado opiniones. No hay optimismo y la moto no arranca. Un joven fornido se acerca y me echa una mano. Vuelve el tema. “¡Oye que nos harán comer la mierda y nos dirán que es maravillosa. Si ahora nos logran engañar, entonces sabremos que comemos mierda y daremos gracias por ello…” Su humor es contagioso. Esa ironía cubana que contagia: “Tengo dos noticias: Una buena y otra mala... la buena que en el futuro comeremos mierda... y la mala que no habrá para todos...” Y estalla en carcajadas: “A ver dime, ¿por qué están dando esas millonadas de dinero? Para que el sistema no falle. ¿Tú crees que Bush lo hace para ayudar a la humanidad? Esto huele a pesca’o podri’o que luego nos comeremos los clientes de este restaurante financiero”. Y se va riendo a carcajadas, mientras exclama. “¡Hay que salvar el sistema!”

Vivimos una corrección del mercado a una política temeraria envuelta en burbujas de créditos y de coimas, así andaba de fiesta la especulación y los especuladores. Ahora se rescata a quienes tomaron decisiones desastrosas y la crisis está servida. Vivimos al borde de un ataque de pánico, al borde del colapso. Tal parece que el Gobierno de Estados Unidos se olvidó de aquello que escribió el filósofo británico Spencer: “El resultado final de proteger a los hombres de los efectos de la imprudencia es llenar al mundo de imprudentes”.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Las guerras del futuro se librarán en el cerebro


En un futuro no muy lejano, los soldados podrán manejar máquinas de ataque con su mente, usar fármacos para debilitar al enemigo o hacer imposible que sus prisioneros mientan en los interrogatorios. Éstas son sólo tres de las muchas predicciones que menciona el informe Neurociencia Cognitiva Emergente y Tecnologías Relacionadas, elaborado por laAcademia Nacional de Ciencias de EEUU para el Departamento de Defensa del país norteamericano.

El estudio recoge el estado de las investigaciones sobre el cerebro, sus cambios físicos o la relación de éstos con los estados psicológicos que determinan la conducta humana. También dibuja su posible evolución en los próximos 20 años. Por último, y esto lo que más interesa a los militares, mide el impacto de la neurociencia en la seguridad.

El trabajo, de 115 páginas, se centra en los tres ámbitos más prometedores y de mayor implicación militar: interfaz cerebro-máquina, fármacos cerebrales y neuroimagen funcional.

100.000 millones de neuronas

En los últimos 15 años se ha producido una gran convergencia entre el estudio del cerebro y su relación con la conducta, por un lado, y la informática y las tecnologías de la información, por otro. De hecho, como se dice en el informe, sin la moderna tecnología (potentes ordenadores, programas de simulación y redes) el estudio de un órgano que contiene 100.000 millones de neuronas -capaces, cada una de ellas, de establecer 50.000 conexiones o sinapsis-, sería imposible.

La base de un interfaz cerebro-máquina (BCI) es la captura de las emisiones de energía del cerebro con dispositivos. El método más conocido coloca electrodos sobre el cerebro. Gracias a la plasticidad de este órgano, con unas horas de entrenamiento el usuario puede realizar tareas sencillas sólo con pensarlo. Sin embargo, el estudio afirma que, hoy en día, los BCI existentes no aportan una ventaja comparativa al uso de las manos en el manejo de robots.

El uso militar de medicinas y drogas viene de antiguo. Pero los neurofármacos han despertado más de una fantasía en los militares. Dos son las líneas que más les interesan: medicamentos que mejoren las capacidades para el combate de sus hombres y aquellos compuestos que debiliten al enemigo.

En este ámbito, el informe da una gran importancia a la nanotecnología. Los procesos de miniaturización están abriendo nuevas formas de administrar medicinas y, en el futuro, podrían permitir superar la Barrera Sangre-Cerebro, un mecanismo que tiene el organismo para que sustancias neurotóxicas no pasen al tejido cerebral.

El trabajo es más extenso, y a la vez, escéptico, en el terreno de la neuroimagen funcional. Aunque existen una decena de formas de tomar imágenes del cerebro y sus cambios físicos, los autores dudan de que se pueda inferir pensamientos de la lectura de un escáner. La variabilidad cerebral a lo largo de la vida del sujeto, así como entre personas, hace inviable la creación de modelos globales.

Pero las objeciones más importantes son otras. Varios miembros del panel de expertos dudan de que se puedan comprender las relaciones entre la actividad cerebral y tareas específicas, estímulos y, en último término, la conducta humana. Además, los psicólogos conductuales defienden que el ambiente, la geografía y la cultura también moldean el cerebro.

Por último, se dedica un capítulo entero a recoger objeciones éticas: a medida que el uso militar de la neurociencia se vaya popularizando, puede desarrollarse una conciencia de rechazo, como pasó con las armas químicas y nucleares.

El sueño de detectar la mentira 

Varias tecnologías de neuroimagen buscan la manera de leer la mente

En el futuro, la lectura continua y en tiempo real de los resultados de escáneres cerebrales podrían ayudar en determinadas labores de inteligencia con enemigos capturados. Por otro lado, un mejor conocimiento del cerebro de los soldados facilitaría el desarrollo de nuevas técnicas de adiestramiento, aumentando su capacidad de aprendizaje y su memoria.

Uno de los temas más estudiados es el de la detección de la falsedad y la ocultación de información. William Marston, el padre del polígrafo, cree que hay una única respuesta fisiológica durante la mentira (en forma de aumento de la presión sanguínea, ritmo de la respiración y actividad eléctrica en la dermis).

Sin embargo, los neurólogos especializados en este campo rechazan esa visión tan reduccionista. Por eso, las distintas técnicas de recogida de imágenes de la actividad cerebral (electroencefalografía, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones...) tienen aún difícil saber si alguien está mintiendo. 

Las prótesis cerebrales convertirán a los soldados en ciborgs

Aunque según el informe del Gobierno de EEUU es improbable el modelado del cerebro en las próximas dos décadas, no es descabellado que sí lo sean algunos de sus subsistemas. Esto podría permitir la creación de sistemas que, a modo de prótesis, asistieran al cerebro, suministrándole información de diferentes bases de datos en tiempo real. 

El avance en la nanociencia y la nanotecnología ya empieza a permitir la fabricación de sensores magnéticos casi microscópicos, que servirían para hacer mapas de alta resolución de la zona de combate. También posibilitaría a los soldados portar nanodispositivos de combate. En sentido inverso, la informática fisiomimética dotará de inteligencia artificial a las máquinas. Robots y sistemas podrían realizar tareas sencillas pero de bajo riesgo para las tropas que entren en combate.

Por último, los interfaces hombre-máquina para el control de sistemas de armas harán posible el manejo de vehículos no tripulados y de armamento con el cerebro. 

Los fármacos mejorarán a los combatientes y debilitarán al enemigo 

En medio de gran debate ético sobre sus usos futuros, los autores del estudio hacen un listado de fármacos potencialmente útiles en el ámbito de la inteligencia y la guerra.

Los opiáceos en forma de aerosol, como el fentanil, usado por los rusos durante el secuestro del teatro Dubrovka por un comando checheno, se han confirmado como un excelente incapacitante que provoca narcolepsia repentina. Aunque como ya ocurría con la mayoría de las armas químicas, estas drogas no letales tienen el problema de su difícil propagación, así como de lo indiscriminado de sus efectos.

Por otro lado, se habla de algunas medicinas que se usan en la actualidad para tratar desórdenes psiquiátricos, pero que, administradas a personas sanas, pueden tener el efecto de aumentar determinadas capacidades de los soldados. Compuestos como el modafinil, el propranolol o el metilfenidato favorecen aspectos como la atención, el aprendizaje o la capacidad de retentiva. 

martes, 23 de septiembre de 2008

"TODAVÍA SOMOS INVISIBLES"


Muy a tono con las equivocaciones geográficas de uno de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, les propongo esta entrevista con el Premio Pulitzer de este año. Ahí se la dejo.

El ganador del Pulitzer 2008 es este dominicano de nacimiento, dueño de una prosa inédita en su complejidad que ha logrado en La maravillosa vida breve de Oscar Wao, la novela premiada, el emergente cabal de una nueva cultura estadounidense en la que los hispanos tienen el protagónico. Reconoce las resistencias que enfrenta esta cultura híbrida, revela su simpatía por Barack Obama y el calvario que vivió durante los once años que se pasó escribiendo esta obra, claro ejemplo de los límites difusos entre un artista y un escritor corriente.

Aunque su historia se parece a la de muchos otros hombres, su primera novela, La maravillosa vida breve de Oscar Wao, no se parece a ninguna otra novela. Junot Díaz (Santo Domingo, 1968) tenía seis años cuando se trasladó con su familia a Nueva Jersey escapando del horror de la dictadura de Trujillo. Poco después su padre los abandonó, murió uno de los hermanos y la madre y cuatro hijos vivieron llanamente en la pobreza, escuchando durante años de tercera mano los sufrimientos de los familiares en la República Dominicana.

Con dificultad, Junot aprendió inglés, se refugió en la lectura y allí encontró lo que sería su razón de vivir: “Me angustiaba pensar que iba a morirme y nadie se iba a enterar de la vida que mis amigos y yo habíamos vivido”. Estas aventuras encontraron asilo en las páginas de Drown (1996), un libro de relatos que causó cierto revuelo en el anquilosado realismo de la narrativa norteamericana, de mano de un hispano que ya había pasado por dos universidades (Rutgers y Cornell), y tenía espacio en las codiciadas páginas de la revista New Yorker.

Como si su vida dependiera de ello, once años después publicó a principios de 2008 su siguiente libro. La maravillosa vida breve de Oscar Wao, la novela que no se parece a ninguna otra. La que en su afán de capturar la locura que describe, usa tantas voces narrativas como referencias a géneros disparatados, del punk rock al realismo mágico, y del melodrama a los guiños posmodernos, y que acabó por llevarse el Pulitzer de ficción de este año, quizás el premio más importante de las letras de Estados Unidos.

En un español algo atrofiado, Junot desanda el camino y se apoya en el inglés para ser preciso o elegante, a lo largo de la conversación. Su madre, explica, pertenece al “old world”. Es decir, no tiene computadora ni sabría cómo usarla. Por esa razón fueron sus amigos los que por teléfono le informaron que era suyo el Pulitzer, cuando se encontraba de visita en su casa. Aunque no hubo exaltación: “Cuando uno recibe un premio como éste, te puede cambiar la vida o quizá no te hace nada y yo aún no advierto qué me ha producido. Claro que me sentí feliz, pero celebrar por un premio es algo medio extraño para mi familia”, advierte.

Oscar de León, el protagonista, es un muchacho tímido afecto a las historias de ciencia ficción y todo el espectro de la cultura popular que pudiera mantenerlo a salvo del rol de latin lover imperante. El también tiene una familia, aunque aquí, a medida que se deja atrás la biografía para pasar a la ficción, comienzan las sutilezas. “La familia de León es totalmente inventada, no tiene nada que ver con mi vida. Todo lo que he hecho, todas las diabluras que pasan en la novela, las tuve que pensar. Quería escribir una novela sobre el trujillato, pero una que no tuviera nada que ver con la dictadura también. Quería escribir una novela sobre un nerd radicado en Estados Unidos, y sobre las mujeres en su vida: sus nanas, sus mamás, sus enamoradas. Empecé con esas ideas. Además, quería una novela que cambiara su forma en cada capítulo –digo yo– de una manera impresionante.

¿Esa complejidad de la novela permite diferentes niveles de lectura o es muy excluyente, muy culta?
JUNOT DIAZ: Toda novela que vale la pena tiene diferentes niveles. Esta novela puedes leerla tranquilito, de la primera página hasta la última sin pensarlo mucho, como dicen en inglés, “a quick read”. Pero también puedes entrar como en un laberinto y perderte. Claro, hay libros que son muy complejos y uno no los puede leer lightly, uno tiene que bregar. Pero ésta es una novela con varios niveles y eso fue a propósito.

¿También es deliberado el registro coloquial?

J.D.: Ahí creo que el lector goza más que el escritor. Porque para escribir una novela de esta manera, eso me costó muchísimo trabajo. Aunque suena muy libre, muy callejero y natural, todo esto es un artefacto. Tenía que construir estas oraciones palabra a palabra. Si bien se ve como una cosa con mucha energía y alegría, esto fue un trabajo de alguien que corta diamantes.

¿Por eso tardó once años en terminarlo?

J.D.: Fueron once años metido en una lucha, por un solo libro: eso fue una locura. Esta novela me dio muchos problemas. Aunque lo entiendo, no puedo explicar cómo y por qué duré más de una década absorbido por un libro. Es una cosa muy curiosa, muy misteriosa.

Hay escritores que se proyectan como autor de un solo y gran relato. Otros publican poco para hacerlo conformes con el resultado. ¿Tiene esto algo que ver con su proyecto de escritura?

J.D.: No creo que uno pueda elegir su ritmo. Cuando te toca ese ritmo, ese nivel de producción, después tratas de explicarlo, de construir una narrativa. Hay gente que dice “Yo voy a escribir un libro cada cinco años”, o “Yo voy a escribir un libro cada tres meses”. No tengo esa clase de dictadura en los procesos: los libros me dominan a mí, no yo a ellos.

¿La publicación de la obra fue una especie de alivio?

J.D.: Imagínate cómo te desahoga, mujer, después de once años en un trabajo. Eso vuelve loco a cualquiera. Cuando lo finalicé, lo publicaron y recibí estos premios, me dije “Bueno, por fin terminé esta vaina”. Me sentí como alguien que le habían quitado un brazo o una pierna. Por fin me siento más normal. No sé cómo decirlo: me siento más vivo, menos deprimido, con menos presión.

Después de tanto empeño en cada oración, de un trabajo tan arduo, ¿cómo considera la escritura casi instantánea y la auto-publicación a partir de la difusión de internet?

J.D.: Es que ya vivimos bajo un ritmo muy cruel. Todo es demasiado vertiginoso. Entonces, el que dura una semana construyendo una oración es un loco. Creo que en esta rapidez que se generó por internet o los blogs hay muchos aspectos interesantes, pero también se han dañado otros. En una novela hay cosas que puedes lograr por trabajar diez años que no logras en seis meses, aunque puedas escribir una novela buenísima. Ciertas voces recién se logran luego de cinco o seis años de silencios que son muy importantes, y las necesitamos. Con esta vaina de todo apresurado vamos a perder esta voz, porque vamos a dejar de escucharla.

¿Cómo aparece la saga de El señor de los anillos en este proceso?

J.D.: Mi obsesión durante esos once años fue esta novela y tuve claro que iba a contaminar a mi pobre protagonista con ese mismo nivel de manía. Y esa obsesión fue El señor de los anillos, un grupo de libros que hablaba mucho de las dictaduras, de cómo uno puede sobrevivir un poder tan fuerte, tan cruel, tan tenebroso como la dictadura de Trujillo. Había muchos paralelos y por eso lo utilicé.

¿Dónde cree que reside el atractivo de estas historias épicas al punto de transformarse en una obsesión para los niños?

J.D.: Bueno, imagínate que un mundo nuevo, un mundo con monstruos y muy simple, donde los malos son malos y los buenos son buenos, donde la vaina no es tan complicada. En el mundo real, muchas veces nuestros mejores amigos son los peores enemigos que tenemos. Y para un muchacho que se está dando cuenta de esa complejidad, de lo fuerte que es el mundo, un libro como El señor de los anillos es muy atractivo. Porque este tipo de textos ponen a la vida y al mundo mucho más simple.

Al mismo tiempo, se suma a la novela todo el imaginario mitológico del Caribe. ¿Cómo llegó a unir esos mundos?

J.D.: Mezclar El señor de los anillos con esta historia dominicana para mí fue algo más o menos orgánico, natural. Tienen muchos paralelos, cosas parecidas. Tratar de explicarlo más profundamente es difícil. Como escritor, elijo por intuición muchas de mis estrategias. Es algo que no entiendo bien pero lo hago porque me llama la atención, porque reconozco que tiene poder.

El Mundo Nuevo

Paradójicamente, lo que no es sencillo de explicar para Junot Díaz esconde una multitud de aristas que hacen de su imaginario tan particular como “complicado”, como él mismo lo define. Pero este nivel de complejidad que abraza a su obra y a sus ideas, en cambio y en definitiva, ofrece una claridad reveladora sobre el mundo en sus coordenadas de tiempo y espacio. Así, parece un visionario que, como el Replicante de Blade Runner, dijera: “He visto cosas que ustedes, humanos, no podrán nunca imaginar”.

Así sucede con su defensa de la teoría que ubica al Caribe en el centro del mundo tal como lo conocemos desde 1492: “Hay muchas personas que no conocen bien la historia de cómo nosotros, como civilización, hemos llegado a ese punto. Y eso tiene mucho que ver con el Caribe, con el descubrimiento del Mundo Nuevo. Este proyecto de los europeos, que empezó en el Caribe, fue el núcleo de lo que nosotros llamamos el Mundo Nuevo, la civilización moderna. Entonces surgió ese proyecto de esclavitud, de dominar la tierra, de usar el ambiente de esa manera tan cruel, esas relaciones entre diferentes grupos de seres humanos; y también esa idea que uno puede armar todas esas diabluras aunque asimismo existe un discurso muy lindo que oculta todos estos crímenes. Lo veo como el primer capítulo de lo que nosotros llamamos el Mundo Nuevo. No obstante, pese a que vivas en la India, en Rusia, seas inglés o africano, ese descubrimiento del Caribe, todo este abuso y todas las cosas nuevas que salieron tienen mucho que ver contigo, aunque no lo creas. Las relaciones humanas toditas cambiaron con lo que pasó ahí, hasta lo que nosotros comemos; las cocinas del mundo cambiaron por esto; las ideas, cómo nosotros vemos la filosofía. Los grandes cerebros del mundo lo dicen, pero a veces la gente se olvida que este mundo, esta actualidad que nosotros vivimos empezó en el Caribe”.

¿De allí nace también la idea de que todos somos inmigrantes?

J.D.: Si hay una cosa que todos los seres humanos tenemos en común es ese movimiento. Si pensamos en comunidades, todos hemos salido de un lugar a otro, toditos somos inmigrantes. Entonces, son pocas las personas en este planeta que pueden decir que no, que la gente de ellos nació en este lugarcito y se quedaron aquí, y no conocen nada afuera de esto. El de una comunidad que nunca ha viajado es un gran sueño. El pueblo norteamericano sobrevive, y vive muy bien, del trabajo de los inmigrantes, y esa labor no es reconocida. Entonces no sé cómo un pueblo se puede entender sin enfrentarse con esa actualidad, que todo el pueblo vive muy bien de los sacrificios del trabajo de los inmigrantes. Y aunque muchos inmigrantes rechazan esa experiencia, que nada más quieren convertirse de una vez en gringos, y dicen “Yo no quiero pensar mucho en lo que he sufrido, en lo que me he sacrificado, sólo quiero agradecer a este país”. De veras, ser inmigrante te da un punto de vista muy interesante, muy nuevo, muy complicado y también muy útil. Este punto es necesario para todos los pueblos. Pero las sociedades no quieren reconocer que es un grupo de extranjeros, un grupo de gente pobre que no habla bien el idioma, el que está ayudando al país.

En este momento, el tema de la inmigración está muy presente en los medios, ¿qué sensación le produce la manera en que se trata la cuestión e incluso cómo se usa la palabra?

J.D.: No creo que sorprenda a nadie que el tema de la inmigración en Estados Unidos sea un discurso político que oculta otros problemas. El nivel de conversación es muy malo: cuando hablan de la inmigración se hace de un modo muy racista y xenofóbico, que ha hecho mucho daño. Siempre es una conversación de dos gringos hablando de inmigrantes. Lo mismo he visto en España: casi nunca se le da la oportunidad a esos inmigrantes de representar su punto de vista y de iluminar la manera en que ellos han ayudado al pueblo. En Europa, esta histeria con la inmigración no ha ayudado ni a los pueblos ni a la política. Cuando tienes al pueblo con mucho miedo o con mucho odio contra los inmigrantes, ¿a quién va a ayudar eso? A nadie, porque siguen necesitando a los inmigrantes para sobrevivir, para crecer, cuando los inmigrantes siguen haciendo su trabajo sucio y difícil, ¿verdad? Y muy mal pagado. La única gente que gana con ese discurso es la gente rica, los políticos, que quieren encubrir los otros problemas que tiene el pueblo.

Imagino que después de tantos años ya tiene la nacionalidad estadounidense.

J.D.: Claro. Yo la recibí hace un par de años. Fue algo que hice muy tarde.

¿Está habilitado para votar?

J.D.: Claro, voto cada par de años.

¿Nos puede contar su inclinación para las próximas elecciones?

J.D.: ¡Oh, diablos! ¡Es una cosa muy delicada! Voy a votar por Obama, aunque te digo una cosa: lo voto a él pero es un candidato muy centrest, muy céntrico. Todavía no hemos tenido un candidato que valga la pena, que sea izquierdista-izquierdista. Obama es buenísimo, pero es un center.

Tener attitude

En estos días está lanzándose la versión en español de la novela, ¿qué tan conforme quedó con el trabajo de traducción?

J.D.: Con cada traducción uno pierde alguna cosa. A mí me gustó mucho el trabajo que han hecho: quedé contento, no tengo ninguna queja.

¿Es verdad que hay un uso más extendido del español, más términos o referencias en la versión original en inglés que en otros relatos suyos?

J.D.: En realidad no los he contado, pero me lo han dicho.

¿Y eso tiene que ver con la presencia más fuerte del idioma en Estados Unidos?

J.D.: No, no puedo decir eso. Cada proyecto tiene su musiquita, por eso en esta novela había mucho más español. Pero no creo que tenga que ver con cómo ha cambiado la presencia hispana en Estados Unidos. Fue que este proyecto necesitaba esto.

¿Pero puede observar una avanzada del español en la vida cotidiana?

J.D.: En los últimos diez años el país ha cambiado mucho. Hay latinos donde sea. Tú te puedes meter en Iowa y hay un montón de mexicanos, puedes poner un carrito en la otra costa y se ven comunidades también. Claro, Estados Unidos se ha latinizado de una manera impresionante. Pero también puedes sentarte a ver dos o tres horas la televisión y no encuentras ni una cara latina, ni oyes una palabra en español. Es una cosa muy interesante: aunque hay muchos más cuerpos, la presencia hispana no se ve. Todavía somos medio invisibles. Y eso da miedo, porque tú dices “Coño, pero nosotros estamos aquí, ¿por qué no nos quieren reconocer?”.

¿Esta situación le parece irreversible?

J.D.: Todavía tengo fe, tengo esperanzas de que las cosas vayan a cambiar. No quiero que este país se convierta en Sudáfrica, que tengamos una mayoría latina y los liderazgos y toda la gente con poder sean blanquitos y ni quieran reconocer esta población, ni darles nada de poder. Eso no lo deseo. Quiero ver un Estados Unidos que esté cómodo y que quiera enfrentar la dualidad latina que está presente en el país. Reconocerla y también que le quiera agradecer.
 

Texto: Marcela Mazzei / Fotos: Gentileza Random House

lunes, 22 de septiembre de 2008

McCain sobre Latinoamérica y España

Un desliz, una equivocación, una pésima asesoría?...  En España están muy molestos y varios latinoamericanos porque en algunos ha re-despertado el sentimiento de rechazo a todo lo español... Se desatan las pasiones, mientras, Usted, querido amigo qué piensa?

CONTRA LA MEDIOCRIDAD


No soy nada partidario de lo que podrían llamarse concentraciones parcelarias de la literatura. Quiero decir que no comparto todo eso de la agrupación de ciertos escritores de acuerdo con determinadas inducciones de la historia o la geografía. Pero, una vez admitida esa especie de simplificación didáctica, pienso que el llamado grupo poético del 50 tuvo sus naturales motivaciones amistosas y políticas. Desde un punto de vista estrictamente literario, los poetas de ese grupo sólo tenían coincidencias muy livianas. De lo que sí disponían era de otras consabidas afinidades: la procedencia familiar o universitaria, los hábitos del trasnochador, la estatura, ciertos gustos culturales y, sobre todo, la actividad antifranquista. Pero lo que tal vez hiciera las veces de factor de cohesión del grupo fue la jactanciosa empresa de formar un frente común contra la grisura y la mediocridad imperantes. Eso es al menos lo que yo, mal que bien, recuerdo a estas alturas de la supervivencia.

Tengo la impresión de que los poetas del 50 desarrollaron un sólido espíritu corporativo. Se sobrellevaron entre ellos con perseverancia razonable, unos más que otros, claro, y sólo eventualmente se produjeron desavenencias notorias. Es lo que suele ocurrir. Una promoción literaria donde no surjan desobedientes o emancipados, suele adolecer de serios defectos de apatía. Pero el grupo continuó articulado no sin alguna que otra desgana y yo creo que el hecho de que la muerte lo diezmase con rigurosa celeridad, acentuó su prestigio cíclico en los manuales. Fue, sin duda, un desenlace prematuro para quienes deseaban ser reconocidos -Carme Riera dixit- como partidarios de la felicidad.

La significación del grupo poético del 50 tiene ya efectivamente algo de inapelable. Cierto que en la lista, en la foto, del grupo se han operado ciertos añadidos y mermas no siempre juiciosos. También ocurre que, por razones operativas o de simple oportunidad, algunos poetas coetáneos no figuran en esa lista, cosa que no pasa de ser una indiscreción de la sociología literaria. Lo que de veras cuenta es que, entre todos esos poetas de varia condición, receptores de un legado que ellos supieron enriquecer con talento innegable, hay por lo menos dos o tres que perviven justamente en la cumbre de las literaturas europeas del último medio siglo. Y eso reconforta bastante.

                                                                                                                                                        J. M. CABALLERO BONALD 22/09/2008

SEIS PASOS PARA ALEJARSE DE LA MEDIOCRIDAD


Dicen los estudiosos que la mediocridad es aquello que nos ata de manos al medio en el cual vivimos. ¿Cuántos de nosotros no vivimos atados a lo que funciona en el mercado? Me refiero a personas con las cuales me he reencontrado y por los vericuetos del mercado han tenido que ceder ante obras o medios en los cuales casi que se exige exaltar la mediocridad ya sea como medio de entretenimiento, de información, de divertimento y hasta de medio cultural. Algunos se han creado una especie de burbuja para sobrevivir a tanta mediocridad. Ahh por último aclaro la mediocridad no tiene nacionalidad, es internacional, falta por ver si también es propia de la Galaxia donde estamos... ¿Cómo se aprecia la mediocridad en acción? Es decir, ¿cómo podemos reconocer acciones provenientes de individuos que atentan constantemente sobre su propia capacidad? Un muestra de ello puede ser la fotografía que acompaña este texto. 

 
Dejo algunas frases sobre la mediocridad:

La mediocridad no se imita.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.
La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.
Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.
François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima.
Joseph Heller (1923-1999) Escritor norteamericano.
Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento.
William Somerset Maugham (1874-1965) Escritor británico.
Los hombres mediocres, que no saben qué hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga.
Anatole France (1844-1924) Escritor francés.
La especie de curso que me envió Una amiga me envió un curso de seis pasos que deseo compartir con Ustedes.

- LA CAUSA- ignorancia o falta de conocimiento y la insensatez. Todos somos ignorantes en algunas áreas de nuestras vidas, lo cual es demostrado por la naturaleza de nuestros actos. La forma más rapída de conocerla es en aquella persona que no se siente "ignorante" en alguna área de su vida, o que bien sienta que no necesita continuar su aprendizaje.

-El mediocre es capaz de convertir a una persona en esclavo de sus propias actitudes y acciones.  

-La sabiduría no tiene que ver con la cantidad de conocimientos y experiencias adquiridos, más bien la sabiduría se demiestrra en lo que se hace con lo aprendido de ellos.

 -Sabiduría: Es la prudencia y rectitud con la que aplico y uso lo que sé. Sabio es aquel que tiene la apertura de recibir instrucciones de sano juicio.  

-El hombre exitoso, se rodea de buenos consejeros. 

Ahora les presento los seis pasos que los estudiosos sugieren para alejarse de la mediocridad:

 1.Tomar buenas decisiones: las buenas decisiones son producto de tres puntos importantes:

a)   Una investigación a conciencia de la información.

b)   El análisis de la información.

c)   Una profunda medición de las consecuencias de las decisiones que vamos a tomar. De cómo nos afecta a nosotros y a los demás. Recuerde que tomar decisiones es como jugar con un "yo-yo", siempre regresa.  

 2. Aplicación de los conocimientos: una vez aplicados los tres puntos anteriores para la toma de decisiones, ejecute sus acciones de forma íntegra dando de usted su mejor 100%. (Ec. 9:10 "Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con TODO empeño). No podrá salir de la "medio - cridad" haciendo las cosas a un 50%, es más ni siquiera aún a un 90%, debe reconocer que para ser "extraordinario", sólo hace falta una sola cosa, y es hacer algo "extra" que el "ordinario" no esta dispuesto a hacer. La mediocridad para mí es el resultado de medio-trabajar, medio-hacer, medio-amar, medio-estudiar, medio-avanzar... lo que nos ofrece medio-resultados, medio-cobramos, medio-disfrutamos y hasta medio-vivimos.  

 3.Capacidad de escuchar: sabio es aquel que tiene la capacidad de aprender de quien le rodea, sin asumir que lo que él piensa, dice o hace, es lo correcto. Necio es aquel que piensa ser dueño de la verdad absoluta. Hay algo que aprendí hace mucho tiempo y es que "todos" (incluyéndote a ti que lees estas líneas), en por lo menos un sólo aspecto, son superior a mi.    ¿Sabia usted que cuenta con la máquina más perfecta diseñada sobre la faz de la tierra? y adicional ¿que tiene la más alta tecnología disponible hoy en día?   Pues permitale decirle que si mi querido amigo, ni aún con todos los avances tecnológicos de este nuevo siglo, han podido crear una máquima más perfecta que tu cuerpo, integración de células, músculos, sistema óseo, sistema nervioso y un mundo de cosas adicionales que desconozco. Esa máquina perfecta de producción es tuya, esta a tu disposición pero todo dependerá de como la utilices.  

Esta perfecta máquina, ya viene incluida con la más alta tecnología disponible, "tu cerebro", ni si quiera la unión de las computadoras más avanzadas creadas hasta hoy, han podido generar un pensamiento propio... no se ha podido hacer, ni tampoco creo que se pueda lograr... permiteme decirte...  todo lo que tu mente pueda creer, tu lo puedes crear. Todo... completamente todo... no existen límitaciones ni frontreras para tu mente, sólo aquellas que tu le pongas. Todo lo que hoy existe, incluyendo este ordenador que estas utilizando, fue creado primeramente en la mente de una persona, que creeyó que era posible y puso en práctica su plan... seguramente no le fue fácil, ni tampoco de seguro lo logró al primero, segundo, tercer intento... es más podría garantizarte que fueron cientos y cientos de intentos... el gran secreto es seguir luchando hasta alcanzarlo.

Aún falta más...!!! por ahora te felicito por llegar hasta aqui, muchos son los que se quedan al inicio solamente y no permiten cabida a la información en su mente. En horabuena por ti!!!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Tema: Raúl Castro, a la sombra de Fidel

Hablamos del tema con la periodista Lissette Bustamante, Autora de "Raúl Castro: a la sombra de Fidel" (Ed. M.R.).

http://www.cope.es/latardeconcristina#top

La Tarde con Cristina

Con Cristina López Schlichting. De Lunes a Viernes de 16:00 a 19:00

Madrid. España

martes, 16 de septiembre de 2008

Objetivo: seducir a Florida

Obama trata de ganarse el voto hispano en el estado que fue clave en las victorias de Bush en 2000 y 2004

Mi voto es para el mulato", dice en referencia a Barack Obama la cubana María González, de 40 años, exiliada en Miami y empleada en un organismo gubernamental. "Hay que cambiar. No sólo en la isla, aquí también", añade González. A Paul Martínez, de 64 años, residente en el condado de Sarasota y fiel seguidor de Clinton, le cuesta apoyar a Obama. "Aún no estoy convencido de que sea el mejor candidato. Quiero ver cómo responde a las preguntas difíciles", afirma. Otros como John Fernández, un agresivo ejecutivo cubanoamericano, asegura: "La relación de Obama con los hispanos no es sólida. Hoy votaría por McCain".

La cuestión cubana ha irrumpido con fuerza en la campaña electoral estadounidense. Barack Obama busca votantes debajo de las piedras de Florida. Este estado -junto a Nuevo México, Arizona, Colorado y Nevada- cuenta con un elevado número de votantes hispanos. Les guste o no a los políticos estadounidenses, el voto hispano ha adquirido una importancia esencial, que confirmó el Pew Hispanic Center al señalar que la presencia latina ha aumentado en 12 de los 51 estados que forman el país. En las elecciones de 2000, George Bush logró la presidencia gracias a una mínima diferencia de votos en Florida. Sin embargo, en los últimos ocho años, la ineficiente política hacia Cuba y la retórica antiinmigrante han hecho que ganen puntos los demócratas. El Partido Demócrata tiene hoy una gran ventaja sobre el Republicano en Florida. Alarmados, los republicanos han redefinido su estrategia al nombrar a un cubanoamericano, Mel Martínez, como presidente del partido.

Torpes y ansiosos

Obama y John McCain parecen dos pretendientes ansiosos, y un tanto torpes, en su juego de seducción. "Llegan y pregunta, ¿quiénes son los que mandan en la comunidad latina?" comenta entre risas burlonas Patrick Manteiga, quien dirige un periódico hispano en el barrio cubano de Tampa Ybor City.

Obama vino a Miami en mayo y fue la estrella del almuerzo de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Entre apasionados aplausos, dijo que si es presidente levantará las restricciones para hacer viajes a Cuba y para enviar remesas de dinero a la isla. Propone una política flexible y creativa, en la cual la diplomacia tiene un papel más dinámico, lo que podría reducir la crispación entre las dos orillas del estrecho de Florida.

El equipo de Obama creó una red de oficinas en los barrios de Miami con mayor concentración de cubanoamericanos, como Hialeah y La Pequeña Habana. Sus activistas promueven la Campaña por el Cambio de Florida, y han creado la plataforma Hispanos con Obama.

La vitalidad de Obama y su capacidad de oratoria atrae a los cubanoamericanos. Incluso varias personas comentan que en el famoso restaurante Versailles de La Pequeña Habana, conocido popularmente como el buró político de la Calle Ocho, se encontró una calcomanía de Obama. El hecho de ser un mulato le ayuda, ya que los cubanos están orgullosos de la mezcla entre blancos y negros. No obstante, hay dudas por su inexperiencia y las tensiones entre afroamericanos e hispanos.

Divisiones 

En la comunidad cubana existe una gran división respecto a la cuestión de los viajes y las remesas, aunque tras el desastre que ha sufrido Cuba por el paso de dos huracanes en una semana, las opiniones se acercan a la necesidad del cambio. Parte del exilio cubano adopta posiciones cada vez más moderadas a favor de una salida gradual a la crisis cubana.

Algunos analistas consideran que Obama podría aliviar la crispación y fortalecer la unidad entre los cubanos. Opositores como Alfredo Sadulé, que fue capitán-ayudante del dictador cubano Fulgencio Batista, disienten. "Las palabras [de Obama] son promesas vacías, propias de políticos ingenuos que ignoran el riesgo de negociar con tiranos", opina Sadulé.

En Florida conviven negros y blancos estadounidenses con cubanos, colombianos, venezolanos, argentinos y centroamericanos. Pero Miami es cada vez menos cubana y más latinoamericana. Si el censo de 2000 mostró que hace diez años la enorme mayoría de los hispanos de Miami eran cubanos, hoy en día son sólo la mitad de los hispanos residentes en la ciudad. Eso sí, con el ingreso familiar medio más alto entre los hispanos: unos 45.000 dólares al año. El porcentaje de cubanos en Miami ha aumentado en un 15% desde 1990, mientras que los mexicanos han crecido un 65%, los dominicanos y argentinos un 55%, y los venezolanos un 119%.

El debate electoral arde entre los cubanos. "Anoche estuve en una fiesta y todos hablábamos de las elecciones", comenta Fernando, un joven que escapó de Cuba en balsa hace más de diez años. "Oye, le estaba fajando a una chica y cuando le dije que iba a votar por Obama me miró seria y dijo que cuando cambiara mi voto hablaríamos. ¡Esto está del carajo!". 


La relevancia electoral de los hispanos en EEUU


El voto cubanoamericano

Para las elecciones del 4 de noviembre hay 1.300.000 votantes latinos inscritos en Florida. Unos 550.000 son cubanoamericanos. El 85% de sus votos fue para Bush en 2004. Si los demócratas aumentan el voto cubanoamericano del 15% de 2004 al 25%, Obama alcanzaría 100.000 votos, lo que supondría arrancarle 50.000 votos a los republicanos, una posibilidad que analizan los estrategas de campaña.

El voto hispano

El otro apoyo que necesita Obama son los 750.000 votos hispanos, no cubanos, de Florida. Se estima que tres cuartas partes de los cubanos en Estados Unidos viven en Miami, en el Estado de Florida, cuyo punto más cercano a Cuba, Cayo Hueso (Key West), está a sólo 145 kilómetros de Punta Icacos y Varadero, en la provincia cubana de Matanzas. En Nueva York y Nueva Jersey está la segunda gran concentración de cubanos, con más de 150.000. En California viven unos 75.000 cubanos. En todo el país, hay 18 millones de electores latinos que teóricamente podrían votar el 4 de noviembre, aunque las proyecciones estiman que de ellos sólo acudirán a las urnas unos 10 millones.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Ser un Bin Laden

STEVE COLL 14/09/2008

1. La escapada

El 13 de septiembre de 2001, Jason Blum, un antiguo agente de policía que había pasado a trabajar para una empresa de seguridad privada, recibió una llamada de Airworks Inc., un intermediario de Bolsa de Nueva Jersey de operaciones de vuelos chárter. La empresa estaba organizando un vuelo para sacar a miembros de la familia Bin Laden de Estados Unidos, según dijo su representante. Dados los acontecimientos de las 48 horas anteriores, Airworks había decidido contratar a un guardia de seguridad para proteger a la tripulación del avión: el piloto, el copiloto y varios auxiliares de vuelo. No obstante, Blum no tendría permiso para llevar un arma a bordo, debería confiar en su ingenio y su formación en artes marciales.

Blum preguntó qué llevarían consigo los miembros de la familia Bin Laden. ¿Armas, dinero? ¿Los había obligado a marcharse el FBI? El representante del vuelo chárter le aseguró que esas cuestiones estarían resueltas. Blum aceptó el trabajo. Más adelante le dijeron que llegara a una terminal de aviación privada del aeropuerto internacional de Los Ángeles a las siete de la mañana del 19 de septiembre.

Cuando llegó el día, Blum se vistió con traje y corbata y se dirigió en coche al aeropuerto. Allí lo recibieron varios agentes del FBI que lo cachearon y revisaron su bolsa de mano, y luego lo escoltaron a bordo de un Boeing 727. El avión pertenecía a Ryan International, una compañía de vuelos chárter con base en el medio oeste. Anteriormente, el equipo de béisbol Baltimore Orioles y, más recientemente, el equipo de baloncesto Chicago Bulls habían utilizado ese avión en concreto para desplazarse. La cabina era lo bastante grande para que cupieran unos 180 asientos si el avión estuviera destinado a una línea comercial, pero, para adaptarse a los equipos de deportes, estaba equipada con más lujo. Había unos treinta asientos de piel azul muy cómodos y una barra de bar en forma de semicírculo donde los pasajeros podían estar de pie y charlar.

Al entrar, Blum vio que sólo había dos personas a bordo, ambas mujeres. Una se presentó como una agente del FBI. La otra, una mujer de cuarenta y tantos años, vestida con el estilo elegante pero profesional de una empresaria estadounidense, era Najia Bin Laden.

Todos los agentes del FBI se fueron, las puertas del avión se cerraron y Blum se sentó a hablar con Najia. Estaba "visiblemente disgustada" y "temblorosa", según recuerda Blum. Describió la experiencia novedosa de ser cacheada por una agente del FBI antes de subir a bordo, Blum le contó que acababa de pasar por el mismo procedimiento, y se rieron de la situación.

Najia dijo que había vivido durante años en Los Ángeles, en el barrio de Westwood, y que le encantaba California del Sur. Montaba a caballo, jugaba al polo y tomaba clases de vuelo, y no quería volver a Arabia Saudí. Habló de "lo terrible que era aquella situación y lo horrible que era para el nombre de su familia", relata Blum.

Unos días después de los atentados de Nueva York y Washington, siguió Najia, fue a un gran centro comercial en el oeste de Los Ángeles a comprar ropa. La cajera miró su tarjeta de crédito e hizo un comentario despectivo. Más adelante empezó a temer por su vida. Los agentes del FBI habían visitado su casa el 17 de septiembre, y ella les dijo que estaba muy afectada por los atentados suicidas porque "la violencia no es propia del islam".

Najia le dijo a Blum que llevaba treinta años sin hablar con Osama. No podía creer que un miembro de su familia hubiera hecho algo semejante.

Blum le dijo que tal vez al final el culpable resultaba ser otra persona. Le comentó que tras el atentado terrorista de Oklahoma City en 1995, gran parte de las especulaciones iniciales se habían centrado en los extremistas musulmanes, y luego resultó ser una conspiración terrorista local.

Najia le contestó que no, que aquello era obra de Osama.

Tenía un Corán en las manos. Mientras el avión aceleraba por la pista y se elevaba, ella abrió las páginas del libro y se puso a leer.

En algún lugar por encima de Arizona, Blum se asomó a la cabina de mandos para hablar con el piloto, que tenía unos cuarenta y muchos o cincuenta y pocos años. El copiloto era una mujer que dijo haber volado antes con Southwest Airlines. El capitán le preguntó a Blum quién era, para quién trabajaba y por qué estaba en el vuelo.

Blum explicó que antes era policía, pero que en esos momentos trabajaba de guardia de seguridad para proteger a la tripulación.

El piloto preguntó por qué iba a necesitar él seguridad. Sólo iban a recoger a algunos estudiantes universitarios a Florida y a otros a Washington, para luego llevarlos a Boston. Luego preguntó si tenía una lista de los pasajeros.

Blum se detuvo. Sí la tenía, pero estaba llena de nombres Bin Laden, y era obvio que el capitán no había sido informado. No obstante, no le parecía bien mentir a un piloto de avión, sobre todo estando en el aire, así que le entregó el papel.

"El tipo se puso blanco, blanco como la pared", recuerda Blum. Estaba muy enfadado cuando entregó los datos a la copiloto. Se los pasaron unos a otros. Luego sacaron cigarrillos y empezaron a fumar como carreteros. Blum encontró sus Marlboro y se unió a ellos.

El piloto y la copiloto se pusieron en contacto con su compañía de vuelos chárter y le transmitieron una serie de quejas irreverentes. La tripulación le dijo a Blum que no se ofendiera, pero que les preocupaba un poco su capacidad de controlar la situación cuando el resto de los Bin Laden subiera a bordo, en caso de que algo fuera mal.

(...) Luego, los auxiliares de vuelo se dieron cuenta de quién figuraba en la lista de pasajeros. "Se pusieron hechos una furia", relata Blum.

Finalmente aterrizaron en Orlando, a última hora de la tarde según el horario de la costa este. La tripulación del chárter había decidido sus exigencias: como les preocupaba su seguridad y se sentían engañados, no iban a volar más allá de Orlando a menos que les pagaran 10.000 dólares más.

Blum se enteró de que un canal de televisión estaba informando de que un vuelo relacionado con el 11 de septiembre, la noticia no concretaba qué tipo de relación, se estaba preparando para despegar en Orlando. "Genial", pensó Blum. Empezó a preocuparle que algún chiflado apareciera con un rifle a disparar al azar contra ellos en el asfalto o que intentara dispararles desde el cielo.

Salió del 727 para controlar quién y qué subía a bordo. Su plan de vuelo se encontraba en espera indefinida debido a las exigencias de la tripulación. Tres agentes del FBI patrullaban por el asfalto y la terminal.

Blum habló por el teléfono móvil con un jefe de Ryan Air: cuanto más tiempo pasaran en el asfalto, más peligro corrían de convertirse en un objetivo, argumentaba Blum.

Blum vio a un hombre alto, tal vez midiera un metro ochenta, guapo. Lucía un bigote fino. Era igual que Osama Bin Laden, pensó Blum, excepto que llevaba gafas de sol de diseñador y un traje de Bijan de 5.000 dólares.

Jalil Bin Laden se presentó y se disculpó ante Blum, dijo que sentía que fuera necesaria su presencia.

Najia salió y le preguntó a Jalil a qué se debía aquel retraso. Blum se lo explicó: la tripulación de vuelo no estaba informada de su identidad. Uno de los problemas era que les daba pánico volar con ellos; el otro, que querían más dinero. Jalil, exasperado, dijo que les dieran lo que quisieran. "Salgamos de aquí de una vez".

La tarde del 13 de septiembre, el mismo día que habían llamado a Jason Blum por el vuelo de los Bin Laden, el príncipe Bandar Bin Sultan, embajador saudí en Washington, se reunió con el presidente George W. Bush en la Casa Blanca. Fumaron puros en el balcón Truman, con vistas al South Lawn. El número de fallecidos aún no estaba confirmado, pero se sabía con certeza que eran miles. Las imágenes televisivas de los atentados y sus consecuencias, los oficinistas impotentes que saltaban hacia la muerte desde las Torres Gemelas, las caras desencajadas por las lágrimas y cubiertas de polvo de los heridos, los fragmentos de papel y escombros, los improvisados tablones de anuncios repletos de fotos de los desaparecidos... todo estaba aún latente en el país como una corriente chispeante. Era difícil prever lo que significarían aquellos acontecimientos en última instancia para la alianza entre los Gobiernos de EE UU y Arabia Saudí, pero era obvio que se produciría un replanteamiento por ambas partes.

Bandar insistió más tarde en que aquella noche no molestó a Bush con los planes en los que había estado trabajando en la Embajada saudí para evacuar a la familia Bin Laden, así como a las varias docenas de miembros de la familia real saudí y su séquito que vivían en EE UU. (Un grupo de miembros de la familia real había llegado al país antes del 11 de septiembre para comprar caballos purasangre en Kentucky, otros habían ido de vacaciones a California y Las Vegas). Según Bandar, llamó directamente al FBI para obtener permiso para los vuelos chárter que había organizado, y asegurarse de que los ciudadanos saudíes recibían la protección adecuada ante posibles ataques vengativos. "Esas personas estaban repartidas por todo el país, y con el ambiente caldeado de aquel momento nos preocupaba que alguien se dejara llevar por las emociones y les hiciera daño", dijo Bandar. No dijo a quién había llamado del FBI, pero mantenía una excelente relación con el director, Louis Freeh. Tras arreglar las cosas con la oficina, Bandar llamó a Richard Clarke, el director del departamento de antiterrorismo de la Casa Blanca, que le dijo: "No tengo ningún problema si el FBI no ve ningún inconveniente".

Pasados unos tres o cuatro días del 11 de septiembre, Bandar también llamó a Fred Dutton, un abogado de Washington que había ejercido de asesor legal y político para la familia real saudí durante muchos años. Bandar le explicó que algunos hermanos de Osama estaban en Estados Unidos y querían recibir consejo legal. "Hable con ellos para ver si puede ayudarles", le dijo Bandar. Dutton se mostró remiso, pero aceptó.

Dutton era un abogado decano de Washington de pelo canoso, tenía setenta y tantos años, un hombre que cuidaba su reputación y que hablaba con precisión y cautela. Se dirigió al hotel Four Seasons, en el borde de Georgetown, y subió en ascensor a unasuite de dos habitaciones. Allí se presentó a Shafiq Bin Laden y Abdullah Bin Laden, el licenciado en derecho por Harvard. Los dos hermanos llevaban traje. Los tres se sentaron a hablar en la zona del salón de la suite.

Shafiq Bin Laden asistía a un congreso de inversores del Carlyle Group en el hotel Ritz-Carlton de Washington, cerca del Círculo Dupont, cuando el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra el Pentágono al otro lado del río Potomac. Abdullah Bin Laden estaba comprando un café con leche en un Starbucks de Cambridge (Massachusetts), cuando las noticias de los atentados aparecieron en la televisión. Luego se dirigió a Washington para encontrarse con su hermanastro, colaborar en los esfuerzos por evacuar a su familia y asesorar en cómo manejar su situación legal.

Los hermanos pidieron consejo a Dutton sobre "qué hacer, cómo actuar en lo que obviamente era una situación muy embarazosa y caótica para la mayor parte del resto de la familia Bin Laden", según recuerda Dutton. Dijeron que no tenían contacto con Osama, no lo habían visto en mucho tiempo y lo consideraban la "oveja negra", según Dutton.

Los hermanos no solicitaron los servicios del mismo Dutton, pero le preguntaron si podía recomendarles letrados que estuvieran dispuestos a aceptar a los Bin Laden como clientes. Querían un despacho de abogados que les asesorara en términos generales, pero que también pudiera ayudarles en cuestiones legales concretas que pudieran surgirle a la familia en EE UU como consecuencia de los atentados suicidas. Las causas civiles presentadas en nombre de las víctimas eran una posibilidad evidente. El Gobierno estadounidense reanudaría sus investigaciones sobre la situación financiera de la familia y otros temas relacionados. Dutton sabía que la familia Bin Laden había trabajado antes con Sullivan & Cromwell, pero los hermanos no dijeron si se habían puesto en contacto con el despacho, cuya sede en Nueva York estaba cerca del World Trade Center, ni qué había sucedido con su consulta si la habían realizado.

Dutton recuerda que "intentó arrojarles un jarro de agua fría" diciéndoles que no creía que en aquel momento una representación legal sirviera de ayuda real a la familia Bin Laden, ya que era demasiado pronto y los sentimientos estaban a flor de piel, pero aceptó investigar el tema.

Los días siguientes, Dutton llamó a algunos abogados de prestigio de Washington para sondearlos. No iba a implicar a gente que no conociera con llamadas en frío. Por las conversaciones que mantuvo dedujo: "No es el momento, no se puede hacer".

Llamó a los Bin Laden y se lo contó. Les dijo que no creía siquiera que tuviera sentido organizar reuniones de sondeos. Les insinuó que retrocedieran y "dejaran pasar un tiempo de respiro". Asimismo, les aconsejó que evitaran trabajar con los abogados que estuvieran dispuestos a aceptar su caso en aquel ambiente, al final resultarían ser jactanciosos y no ayudarían a la familia. Dutton tenía la sensación de que la propuesta "no tenía la más mínima posibilidad".

Shafiq y Abdullah también se reunieron en Washington durante aquellos primeros días después del 11 de septiembre con Chas Freeman, el anterior embajador estadounidense en Arabia Saudí que había entablado relación con Bakr. Tras abandonar el Gobierno, Freeman era presidente del Consejo para la Política de Oriente Próximo de Washington, al que los Bin Laden hicieron aportaciones económicas durante muchos años. También negociaba tratos comerciales en Arabia Saudí y otros lugares del extranjero. Los hermanos le contaron a Freeman que estaban recibiendo una serie de amenazas terribles. La respuesta del FBI había sido "solícita y amable", y ellos habían intentado ser útiles al contestar a sus preguntas sobre la historia familiar y la situación de Osama en ella, pero, dadas las circunstancias en Estados Unidos, los Bin Laden que aún permanecían en el país tenían la sensación de estar bajo la protección del FBI.

Hablaron con Freeman sobre el problema de las relaciones públicas de la familia. Después de que Osama declarara la guerra a Estados Unidos, los Bin Laden habían contratado a un antiguo periodista de The Wall Street Journal, Timothy Metz, que había creado su propia agencia de comunicación en Nueva York, pero era sobre todo un mero canal de contacto con los medios estadounidenses; les transmitía las preguntas de los periodistas y les pasaba recortes sobre los Bin Laden de la prensa. Freeman aconsejó a Shafiq y Abdullah que contrataran a alguien con experiencia concreta en gestión de comunicación de crisis. Consideraba que los despachos de abogados no eran los asesores ideales en una situación así porque tenían una orientación distinta. Los hermanos Bin Laden dijeron que reflexionarían sobre la idea de Freeman. (...)

Cuando el primer avión se estrelló en el World Trade Center, Yeslam Bin Laden se dirigía al aeropuerto de Ginebra con un amigo. Su teléfono móvil sonó: otro amigo, un banquero de inversiones norteamericano de Nueva York, le contó la noticia. Al principio, Yeslam pensó que era un accidente, que un avión había perdido la ruta de alguna forma. Su amigo volvió a llamarle pasados unos minutos para informarle del segundo choque. Yeslam declaró más adelante que entonces supo que no se trataba de un accidente, pero que aun así no se le ocurrió pensar que su hermanastro estuviera implicado. Le parecía "demasiado sofisticado" para ser obra de Osama. "Nunca pensó ni por un segundo" que Osama "pudiera estar solo en aquel asunto".

Yeslam fue al hotel de Ginebra donde se alojaban su madre y su hermano Ibrahim, que estaban de visita. Vieron las noticias y oyeron mencionar a Osama como sospechoso de ser el cerebro de los atentados. Su madre cayó enferma de la tensión y tuvieron que llamar a un médico.

Al día siguiente por la mañana, la policía suiza llamó por teléfono. Le pidieron a Yeslam que acudiera para una entrevista. En su día, cuando Yeslam había solicitado la nacionalidad suiza, los investigadores suizos ya le habían interrogado sobre la historia familiar y su relación con Osama. En aquel momento querían formularle las mismas preguntas en mayor profundidad. La sesión duró varias horas, según Yeslam. Ese día decidió enviar un comunicado por escrito desde Ginebra: "Estoy impactado por el atentado terrorista criminal que mató a gente inocente ayer. Me gustaría expresar mi más sentido pésame. Toda vida es sagrada y condeno todos los ataques contra la libertad y los valores humanos. Mis pensamientos y mi profunda compasión están con las víctimas, sus familiares y el pueblo estadounidense".

Era la primera y más extensa expresión de condolencia de un miembro de la familia Bin Laden sobre el 11 de septiembre. (...)

Yeslam voló a Cannes (Francia) para encontrarse con Bakr y otro hermano Bin Laden el primer fin de semana después de los atentados. Comentaron "la posibilidad de llevar a todo el mundo de vuelta a Arabia Saudí" para reagruparlos.

La reacción de Bakr a los atentados parecía cautelosa. No realizó ninguna declaración en nombre de la familia, ni concedió entrevistas a los medios ni hizo ningún comentario público durante toda una semana. En aquel momento, la oficina de Bakr emitió un breve comunicado por escrito en nombre de la familia Bin Laden, firmado por su tío, Abdullah, el hermano anciano de Mohamed. El comunicado expresaba "la firme denuncia y condena de aquel desgraciado incidente, que causó la pérdida de muchos hombres, mujeres y niños inocentes, y que contradice la fe islámica".

En privado, Bakr era más franco. Sabry Ghoneim, el asesor de comunicación de la familia en Egipto, recuerda que Bakr le dijo: "Es un acto criminal. Si Estados Unidos busca venganza, está en su derecho, porque es el precio a pagar por la gente que ha muerto". No era una forma de expresarse nueva cuando Bakr hablaba de Al Qaeda en privado. (...)

En cambio, el tardío comunicado autorizado por Bakr siguió lo que se había convertido en la política del Gobierno saudí. Durante los primeros días y semanas después del 11 de septiembre, los príncipes y portavoces saudíes denunciaron la terrible violencia de aquel día, expresaron su compasión por las víctimas y dijeron que los atentados contradecían los principios del islam. No obstante, los manifiestos saudíes por lo general no hacían referencias concretas a Osama, a Al Qaeda ni a la nacionalidad saudí de 19 de los secuestradores del 11 de septiembre. De hecho, en diciembre de 2002, el príncipe Nayef, ministro de Interior, que había tenido una larga relación con Osama y los Bin Laden, aún se negaba a reconocer que los secuestradores fueran saudíes e insinuó que el 11 de septiembre había sido una conspiración sionista destinada a desacreditar a los musulmanes. (...) Las palabras de Nayef corrieron en los círculos políticos y en los medios de comunicación estadounidenses como un gas tóxico lanzado desde una cueva sellada hace tiempo.

Algunos saudíes celebraron los atentados del 11 de septiembre. Saad al Faqih, el disidente exiliado, afirmó que corrían mensajes de texto en los móviles por todo el reino diciendo "Felicidades" y "Oremos por Bin Laden", y que se mataron ovejas y camellos para los banquetes de celebración. Se puede cuestionar la credibilidad de Faqih porque no se encontraba en el reino saudí, pero otros que sí estuvieron allí reconocen que la celebración era por lo menos un elemento de la reacción popular inicial. La alegría se mezclaba con el miedo a las represalias contra los árabes y musulmanes, además de la confusión sobre cómo podía haber llevado a cabo una conspiración tan ambiciosa un grupo suelto de individuos con base en Afganistán. La inverosimilitud de los atentados era interpretada por mucha gente como una prueba empírica de la implicación sionista. En el fondo de esa reacción se encontraba el sentimiento de agravio hacia Estados Unidos e Israel alimentado por muchos árabes, aunque la mayoría no tuviera un contacto significativo con ninguno de esos países. Los medios y Gobiernos árabes cultivaban ese discurso en parte porque desviaba la rabia por los fracasos locales. El 11 de septiembre exacerbaba todas esas percepciones. (...)

Bassim Alim, un abogado de Yedda relacionado por su matrimonio con la familia Bin Laden, resumía la típica actitud saudí: "Aunque no apruebo lo que ha hecho Osama, no voy a llorar por los corazones rotos de las madres, las hijas y los padres estadounidenses [...] Tal vez lo que hizo estuvo mal, pero es la justicia divina, la manera que tiene Dios de ayudarnos. A veces ocurre que un criminal mata a otro criminal: es la manera que tiene Dios de impartir su propia justicia". Tras los atentados de Nueva York y Washington, dijo Alim, asistió "a muchos eventos y reuniones sociales con gente de distintas clases sociales, fueran extremistas liberales o extremistas religiosos, y se compartía esta idea: 'Osama ha destruido nuestra imagen. [... ] Pero, al fin y al cabo, los estadounidenses se lo merecen". (...)

El 19 de septiembre, mientras el avión que llevaba a Najia y Jason Blum volaba hacia Orlando desde Los Ángeles, agentes del FBI escoltaron a Jalil y su familia al aeropuerto internacional de Orlando. Entre los viajeros se encontraba Isabel, la esposa de Jalil, y su hijo Sultan. Los agentes del FBI interrogaron a los pasajeros que embarcaban y examinaron su equipaje.

Jalil salió a la pista, allí se encontró con Jason Blum y se enteró de la revuelta de la tripulación del vuelo (...)

Blum gastó la batería de su móvil hablando con Bob Bernstein, el ejecutivo de Ryan Air a cargo del vuelo chárter, intentando resolver con él las exigencias monetarias de la tripulación. Blum y Bernstein bromearon por teléfono con que ellos sólo eran dos judíos que intentaban sacar a la familia Bin Laden del país. Al final solucionaron la cuestión económica, básicamente cediendo a las peticiones de la tripulación, según Blum.

El piloto y la copiloto volvieron a subir a bordo, los Bin Laden ocuparon sus asientos y despegaron hacia el aeropuerto internacional Dulles de Washington. En una terminal de aviación privada se encontraron con Shafiq y su ejecutivo financiero afincado en Londres, Akber Moawalla, que le había acompañado a EE UU para asistir a la reunión del Carlyle Group el 11 de septiembre.

También embarcó en el avión de Washington Omar Awad Bin Laden. Al parecer, una vez había compartido un discurso con el Abdullah Bin Laden que dirigía la oficina local de la Asamblea Mundial de Jóvenes Musulmanes. (...) De todos los pasajeros del vuelo Bin Laden, Omar es el único que se sepa que podría haber tenido relación con las prédicas o la organización islamista. Sin embargo, por extraño que parezca, Omar fue uno de los pocos pasajeros del chárter a los que el FBI no interrogó.

A medida que con cada parada el número de miembros de los Bin Laden a bordo del 727 aumentaba, en la cabina cada vez se respiraba más un ambiente de reunión familiar triste, recuerda Blum. Algunos de los Bin Laden a bordo hacía mucho tiempo que no se veían y se saludaban exaltados. Otros lloraban y se mostraban visiblemente disgustados. Unos tomaban té o refrescos en la barra. Casi todos fumaban nerviosos. (...)

Mientras el avión volaba hacia su salida definitiva del espacio aéreo estadounidense, daba la sensación de que los Bin Laden podrían estar abandonando EE UU para siempre, o como mínimo por mucho tiempo. Najia y Jalil comentaron a Blum que tal vez tendrían que cambiarse el nombre si regresaban algún día.

En Boston embarcó un grupo de estudiantes universitarios de la tercera generación de la familia. Uno era Nawaf, el primogénito de Bakr; otro, Salman, el hijo de Salem, estudiante en la Universidad de Tufts. Unos doce miembros más jóvenes de los Bin Laden subieron al avión en Boston, y muchos tenían un aspecto y un acento muy estadounidenses. Uno de los estudiantes varones comentó que acababa de empezar el segundo curso en la universidad y que por fin había conseguido un documento de identidad falso de cierta calidad para poder salir a discotecas y bares con sus amigos, y que no le iba a servir de mucho en Arabia Saudí. (...)

El FBI realizó su última inspección en el avión en el aeropuerto internacional Logan de Boston, comprobó el equipaje y habló con los pasajeros. El piloto y la copiloto desembarcaron y subió una nueva tripulación. En teoría, Blum debía abandonar el avión en Boston, pero Najia y Jalil le pidieron que se quedara todo el viaje hasta París, y él aceptó. Al final despegaron y abandonaron el espacio aéreo estadounidense. Debido a la limitada autonomía del 727, iban a reponer combustible en Nueva Escocia, y luego en Islandia, antes de llegar a Francia, pero al fin EE UU quedaba atrás.

2. El refugio

Egipto se convirtió en un centro de recuperación y santuario para los Bin Laden tras el 11 de septiembre. Estaba la granja de Jaled y sus otras propiedades en El Cairo y los alrededores, así como otras casas unifamiliares y fincas propiedad de otros hermanos de Bakr. Allí se encontraba la isla Bin Laden y el complejo turístico independiente propiedad de Bakr en Sharm el Sheikh, en el mar Rojo. Como Beirut, Egipto ofrecía un respiro de la humedad puritana de Yedda, pero sin las complicaciones que surgían al cruzar fronteras o utilizar tarjetas de crédito en Europa o EE UU. Era un país activo y acogedor, un lugar donde tanto el sector de la familia de la mezquita como el del Hard Rock Cafe podían relajarse.

También ofrecía la distracción del trabajo. La filial Bin Laden en Egipto empleaba unas mil personas y había logrado varios contratos de obras en el aeropuerto de El Cairo y Sharm el Sheikh después de 2002. Dichos proyectos contaban con el apoyo parcial del Banco Mundial, que ofrecía una aprobación visible de la legitimidad de las empresas familiares. La violencia de Osama obligó a realizar un ajuste: el Gobierno egipcio pensaba que si las señales de construcción repartidas por dos de sus aeropuertos internacionales más importantes llevaban el nombre Bin Laden, los turistas extranjeros podrían sentirse confusos y preocupados, así que la filial local cambió el nombre por Al Murasim.

A finales de 2005 estaba claro que los Bin Laden no sólo iban a sobrevivir a Osama, sino que tal vez prosperarían como nunca. La familia real saudí permaneció a su lado y garantizó la continuidad de su prestigio como los constructores de edificios más importantes de La Meca y Medina. El rey Fahd murió en el verano de 2005, pero Bakr ya había cultivado las relaciones con su sucesor, Abdullah. Los Bin Laden se apresuraron a reunirse en Riad ese verano para jurar lealtad al nuevo rey. En vez del inicio de un nuevo periodo de incertidumbre para los Bin Laden, el ascenso de Abdullah prometía nuevas oportunidades. Los Bin Laden no sufrían reacciones violentas políticas en Arabia Saudí. Como gran familia con su oveja negra correspondiente, los Al Saud actuaron según sus principios apoyándoles, pero Abdullah también lanzó un mensaje subliminal al mundo islámico: la familia real saudí no aprobaba la conducta de Osama, pero no iban a clamar venganza contra él ni su familia, como a veces ocurría con las familias de disidentes en el mundo árabe. Como siempre, los Al Saud necesitaban los conocimientos de los Bin Laden. Entretanto, la guerra de Irak degeneraba, los precios del petróleo subían por encima de los 70 dólares el barril y la construcción vivía un momento de auge en el reino saudí y el vecino Dubai. Se anunciaban nuevos rascacielos de apartamentos y oficinas, centros comerciales, autopistas, mezquitas y aeropuertos; hasta una constructora inexperta y mal organizada prosperaría en ese ambiente. (...) Los Bin Laden gozaban de una excelente posición para lucrarse.

El impulso de modernizar e internacionalizar las empresas familiares, supervisadas por Bakr y Yahya, había cosechado un gran éxito. Tal vez los hermanos ingenieros no fueran tan glamurosos ni divertidos como Salem, pero, tras muchos años de arduo trabajo, habían situado a los Bin Laden en posición de disfrutar de una riqueza constante y segura, y habían conseguido traspasar la fortuna familiar intacta a través de varias generaciones. (...)

Yahya Bin Laden dijo a finales de 2005 que esperaba que el número de empleados de las empresas Bin Laden aumentara de 35.000 a unos 75.000 durante la década siguiente mientras la riqueza del petróleo siguiera repercutiendo en la región del Golfo. Esperaba seguir diversificando las empresas familiares para que los contratos de construcción tradicionales pudieran generar en última instancia sólo un cuarto de los ingresos de los Bin Laden. Citó un dicho árabe: "La primera generación gana dinero, la segunda intenta conservarlo y la tercera lo derrocha". (...)

Cuanto más tiempo pasaba tras el 11 de septiembre, menos importancia parecían tener los atentados para el futuro de la familia. En Estados Unidos, las familias de las víctimas presentaban demandas, unificadas bajo el título In Re Terrorist Attacks On September 11 [Sobre los atentados terroristas del 11 de septiembre], donde se mencionaba el Saudi Bin Laden Group, y a cuatro hermanos Bin Laden (Bakr, Omar, Tariq y Yeslam) como acusados. Una de las demandas alegaba que, "bajo el control de Bakr Bin Laden", el Saudi Bin Laden Group había "proporcionado importante material de apoyo y ayuda a Al Qaeda". Los Bin Laden contrataron a Jones Day, un gran despacho de abogados estadounidense cuyas oficinas en Washington ocupaban un edificio de granito frente al Capitolio, para que llevara la defensa de la familia. Las facturas en servicios legales que pagaron los Bin Laden en ésta y otras cuestiones relacionadas enseguida superaron los 10 millones de dólares, según lo que Bakr le dijo al Gobierno saudí, pero fue un dinero bien invertido: a principios de 2005, el juez de distrito Richard Casey de Nueva York desestimó la acusación contra los Bin Laden como demandados según fundamentos jurídicos. Permitió que se siguiera investigando si el Saudi Bin Laden Group podría haber tenido una actividad importante en Estados Unidos para justificar su inclusión en la demanda, pero como mínimo pasarían años hasta que la demanda considerara la relación de la empresa con Osama, si es que había alguna.

Desert Bear salió a la venta hacia 2004 por unos cuatro millones de dólares, más de veinte años después de que Salem comprara la finca y aterrizara con sus helicópteros en el césped. Como la propiedad y titularidad la tenía en Florida una corporación liberiana, el comprador no podía adquirir el terreno o la casa directamente, sino que debía hacerse con acciones al portador transferibles en la empresa liberiana y luego intentar demostrar la titularidad a las autoridades de registro de propiedad de Florida, según varias personas que preguntaron sobre la cotización de la propiedad. A los compradores potenciales se les dijo que tendrían que transferir o entregar dinero en el extranjero para comprar el control de la empresa liberiana, ya que los Bin Laden no querían ir a EE UU a cerrar la transacción. Los interesados que resistieron en esas negociaciones pensaban subdividir la propiedad y construir casas residenciales. Era un final triste para la excepcional historia de la finca. (...)

A medida que se reducía la presión sobre la familia, Bakr prosperaba. Tomó como tercera esposa a una mujer mucho más joven, menor de 20 años cuando él la conoció, y se casó con ella hacia 2004. Bakú introdujo más ocio en su agenda: pasaba las vacaciones en una isla privada de las Maldivas, visitaba un complejo turístico en Bali, se relacionaba con otros hombres de negocios ricos de Arabia Saudí, propietarios de yates, en Beirut; asistía a espectáculos aéreos en Dubai, y charlaba durante horas con colegas sobre los últimos modelos de jets privados. La seguridad de Bakr parecía ser un reflejo de la de Arabia Saudí: el torturador del reino, Sadam Husein, estaba condenado a la horca, Osama estaba escondido y los atentados de Al Qaeda dentro de Arabia Saudí, aunque en ocasiones resultaban inquietantes, eran poco más que un fastidio; los precios del petróleo estaban por las nubes, los planes políticos y de sucesión de Arabia Saudí eran estables, y seguro que EE UU tendría cuidado con formular amenazas desde Irán. ¿Qué tenían que temer?

En La Meca, el corazón del islam y centro de la fortuna Bin Laden, la York International Corporation de Pensilvania instaló durante 2005 un complejo de unidades de aire acondicionado industriales, o refrigeradores de agua, en una colina de roca volcánica llamada Jabal Qala, o Montaña del Castillo. Era el proyecto de instalación de aire acondicionado industrial más grande realizado por York desde el proyecto de la mezquita del Profeta en Medina que habían emprendido en asociación con los Bin Laden. En aquella ocasión no se trataba de un santuario religioso refrigerado en el desierto, sino de un proyecto de apartamentos y un hotel de siete torres que daba a la Gran Mezquita de La Meca. Según un ejecutivo de York, cuando se terminó, el proyecto de La Meca superaba al de la mezquita del Profeta como el sistema de aire acondicionado más grande del mundo.

Durante el último boom del petróleo, todos los hombres de negocios del Golfo con beneficios en propiedades o un bono empresarial que gastar codiciaban un apartamento con vistas a La Meca. En 2005, la fiebre de las propiedades en la ciudad santa rivalizaba con la de South Beach en Miami. Al principio, los Bin Laden pensaron que no se iban a molestar con el tiempo y los gastos que suponía vender unidades individuales de apartamentos en la Montaña del Castillo, así que vendieron una torre entera a inversores de Kuwait. Cuando supieron los precios de venta que estaban alcanzando los apartamentos del edificio, los Bin Laden (...) decidieron que en un futuro "venderían ellos mismos al detalle todos los apartamentos" para potenciar al máximo los beneficios.

Con la familia Faqih, otro grupo empresarial saudí con una oveja negra que vivía en el exilio, los Bin Laden planearon un proyecto de una torre de apartamentos todavía más ambicioso en la montaña Omar, con vistas a La Meca, un proyecto que requería eliminar la cima volcánica de la montaña para poder construir. Este desarrollo contemplaba la construcción de cuatro torres, cada una de unas treinta plantas, con cien ascensores y un total de más de 4.600 apartamentos. Habría un hotel de cinco estrellas, un centro comercial y aparcamiento para 2.000 coches. La evolución comercial, en expansión y rentable, de los lugares santos del islam había llegado a su punto culminante, y los Bin Laden participaban en todos los proyectos más ambiciosos.

También eran socios en el proyecto Ciudad Económica Rey Abdullah, anunciado a finales de 2005, cuando los precios del petróleo subieron por encima de los 50 dólares el barril. El nuevo rey se apropió de terreno sin explotar a lo largo de toda la zona norte del mar Rojo en Yedda y anunció una ciudad diseñada para rivalizar con Dubai. Abdullah declaró que el proyecto costaría unos 27.000 millones de dólares. Tenía pensado crear el puerto Millenium, que haría la competencia a los puertos comerciales más grandes del mundo; vías ferroviarias de alta velocidad y aéreas que conectaran el resto del país; un distrito industrial de plantas petroquímicas y de otro tipo; un complejo turístico junto al mar que atrajera a los turistas, coronado por el primer campo de golf de 18 hoyos de primera clase en el reino saudí; una isla financiera con dos torres de oficinas que se elevaran con 60 o más plantas hacia el cielo, una zona educativa llena de universidades modernas y, por supuesto, más apartamentos. (...) Para las empresas Bin Laden, sólo la construcción tendría "un alcance absolutamente colosal".

"Para las carreteras que quedan por delante" era el titular de un anuncio de autopromoción del Saudi Bin Laden Group en The Washington Post a finales de 2005. "Puede que la construcción sea el centro de nuestra actividad, pero nuestros intereses también se extienden al mundo de los medios de comunicación, la venta al por menor, los proyectos industriales y las telecomunicaciones. Todo forma parte de nuestro proyecto para garantizar que Arabia Saudí siga siendo un centro moderno y dinámico de su región en el siglo XXI".

Al parecer no había ningún aspecto de la segunda ola de proyectos de modernización de Arabia Saudí del que los Bin Laden no sacaran un gran beneficio. Incluso el inestable ambiente de seguridad del reino les ofrecía oportunidades. En mayo de 2003, las células de Al Qaeda dentro de Arabia Saudí perpetraron una serie de atentados, la mayoría poco efectivos, contra el Ministerio de Interior, propiedades estadounidenses en las zonas petrolíferas y el consulado de EE UU en Yedda. Saad, hijo de Osama Bin Laden, exiliado en Irán, fue acusado de haber participado en la organización de los atentados. Las fuerzas de seguridad saudíes (...) lanzaron ofensivas violentas contra los sospechosos de ser simpatizantes de Al Qaeda. Cientos de islamistas cayeron en redadas (...). En abril de 2006, el Gobierno saudí anunció un proyecto urgente de construir nueve cárceles nuevas en todo el país en doce meses. El contrato de construcción se concedió al Saudi Bin Laden Group por un valor estimado de 16.000 millones de dólares.

Este texto pertenece a dos capítulos del libro 'Los Bin Laden. Una familia árabe en un mundo sin fronteras', que acaba de ser editado en España por RBA.