lunes, 27 de octubre de 2008

A la hora de votar cuenta más la crisis

El avasallador éxito de la campaña de Barack Obama ha empujado a algunos analistas a resucitar el fantasma de Tom Bradley, el alcalde negro de Los Ángeles, candidato a gobernador de California, vencedor en las encuestas y derrotado en la última curva en 1982, por 1,2 puntos frente al republicano George Deukmejian.

Decir que no se es racista es políticamente correcto, pero a la hora de introducir el voto en la urna, aparece el atávico rechazo a la raza negra que muchos americanos arrastran en su subconsciente.

James Baldwin, gran escritor (The fire next time), negro y homosexual me dijo en 1963: "Lo curioso es que si mi hermana se casase con un blanco, me jodería".

Algunos expertos en sondeos no están de acuerdo con el efecto Bradley y menos que pueda influir en hasta 6 puntos porcentuales. Dicen que hay también mucha gente que no dice al encuestador que piensa votar por los demócratas considerados rojos por los analfabetos de la política, y luego dan su voto a Obama. 

Si el efecto Bradley fuese un axioma, Anthony Williams en Washington o David Dinkins en Nueva York no hubiesen sido alcaldes. Douglas Wilder, negro, fue electo Gobernador de Virginia siete años después de que Tom Bradley perdiese en California. 

El tiempo ha cambiado mucho la mentalidad de los americanos, sobre todo de los jóvenes y ellos son los que van a dar el vuelco en estas elecciones con la crisis económica en mente.

Enrique Meneses. España



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